- Un
trozo de lomo fresco
- Sal
- Pimienta
negra molida
- Caldo
- Vino
blanco
- Nata
líquida
- Queso
en lonchas
Salpimentamos la carne abundantemente y la sellamos a fuego
fuerte en una cacerola o sartén lo suficiente grande para que quepa el lomo
entero.
Una vez sellado lo loncheamos y lo vamos acomodando en una
fuente para horno, alternando la carne con las lonchas de queso (si son lonchas
de queso semicurado, mejor).
En el aceite que hemos sellado la carne, para aprovechar los
jugos que soltó, vertemos un par de vasos de vino lo cocemos para que se
evapore el alcohol. A continuación añadimos un vaso de caldo y dos bricks de
nata líquida y seguimos cociendo, rectificando de sal al gusto.
Según prefiramos el espesor de la salsa, para más líquida,
añadimos caldo y para espesarla, la dejamos reducir más o le ponemos un poco de
maizena diluida en medio vaso de agua fría.
Una vez obtenida la salsa al gusto la vertemos sobre la carne e
introducimos la bandeja en el horno precalentado a 200º. Lo sacamos cuando
veamos que la carne está aún un poco rosita para que no se reseque en exceso.
NOTA: Como veis yo lo acompañé con
unas patatas y unas puntas de espárragos verdes salteadas
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